¿Qué es la "venera"?




Todas las peregrinaciones, sin excepción, poseían toda clase de objetos característicos, recuerdos de las mismas, en muchos casos objetos santos o santificados. A veces eran piedras de los edificios santos, piedras de las tumbas, agua del Jordán, aceite de las lámparas que ardieron ante sus altares, velas quemadas ante la tumba de Cristo, limaduras de hierro de las cadenas de San Pedro, etc.


La peregrinación a Santiago durante los siglos XI y XII posee enseñas propias, entre las que sobresale el uso de veneras o conchas como gran atributo jacobeo. El uso de estas conchas fue tan frecuente en el peregrino jacobeo, que formaba parte de su indumentaria decorativa en el traje de romero, en la esclavina, en el sombrero.


No se sabe con seguridad cuál fue el motivo del uso de la venera. Probablemente, en un principio tenía como función la de ayudar a beber al peregrino.


Lo que sí es seguro es que la concha de viera pasó a llamarse “Concha de Santiago” porque cuando los peregrinos llegaban a Santiago de Compostela, se les entregaba un pergamino que los confirmaba como peregrinos y se les colocaba sobre su sombrero y capa la concha de vieira, que es de suponer que “entre otras cosas”, demostraba su estancia en Santiago, de modo que de regreso a sus pueblos de origen no quedaba duda de su “logro y méritos personales”.


De hecho, existía un importante mercado en la ciudad de Santiago en torno a la comercialización de las conchas de vieira, cuya venta fuera de esta ciudad estaba escrupulosamente prohibida bajo amenaza de excomunión de la Iglesia Católica. En los distintos establecimientos de la ciudad se vendían no sólo conchas auténticas traídas desde las playas de Galicia, sino toda una variante de pequeñas conchas peregrinas en distintos materiales que se vendían a modo de “souvenir”, amuleto y recuerdo para los familiares y amigos de los peregrinos y visitantes de la ciudad.


Desde un punto de vista religioso las conchas, acomodadas a manera de dedos, se dice que significan las obras buenas, en las cuales el que dignamente las lleva debe perseverar, por tanto, como el peregrino lleva la concha, así cualquier humano mientras esté en el camino de la vida presente debe llevar el yugo del Señor, esto es: debe someterse a sus mandamientos.

No hay comentarios: