EL AUTOR: HANS CHRISTIAN ANDERSEN


Hans Christian Andersen nace el 2 de abril de 1805 en Odensee. Su familia era de origen muy humilde: su padre era zapatero, y su madre lavandera, viéndose muchas veces en la necesidad de mendigar para poder vivir. A su madre, por su pobreza, le dedicó el cuento de “La pequeña vendedora de cerillas”
Tras la muerte de su padre en 1816 se marcha solo y casi sin recursos a probar suerte en Copenhague. Al principio su aventura fracasa pero, en 1822 obtiene una beca que le permite seguir sus estudios de forma regular. Superado el bachiller, a partir de 1830 comienza a publicar sus primeros relatos. Su joven reputación le proporciona una beca de viaje. Entre 1833 y 1834 visita Francia e Italia. En 1835, ya en su país, Andersen publica el primer fascículo de los Cuentos contados a los niños . Esta colección obtiene un gran éxito y va a ser continuada casi cada año (con obras como La sirenita, El soldadito de plomo, La pequeña vendedora de fósforos, Pulgarcita, El Patito Feo,Las zapatillas rojas, El ruiseñor, El sastrecillo valiente, La Reina de las Nieves ). Una vez alcanzado el éxito, Andersen va a repartir su tiempo entre los viajes y las estancias en casa de amigos influyentes. Andersen también escribe relatos de viajes (Reflejo de un viaje a Harz, 1831), piezas de teatro (El amor en la Torre de San Nicolás), poemas (Fantasías y esbozos, 1831) y novelas (El improvisador, 1835 ; Las dos baronesas, 1848).
Fallece en Copenhague en 1875

Recibió gran reconocimiento a su obra durante su vida. Y en 1976, el Astrónomo Nicolai Chernykh bautiza en honor a este escritor al asteroide 2476 con el nombre de Andersen

De entre todos los géneros a los que Andersen dedica su actividad literaria, son los cuentos los que le proporcionan el reconocimiento mundial. Andersen se inspira en los relatos populares. Escribe 164 cuentos para los que toma prestados personajes y argumentos del mundo de la leyenda, de la Historia o de la vida. Aunque estos cuentos están destinados a los niños, también resultan atractivos a los adultos por su imaginación poética y, sobre todo, por el sentido moral y filosófico que se esconde detrás de cada anécdota.

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